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15.3.05

El rey de la lomita

Traducción de este artículo en ESPN.com

ST. PETERSBURG, Florida. – Para nosotros, es solo un trofeo. Para Johan Santana, es mucho más. Más, de hecho, que lo que podamos comprender.

Para nosotros, es solo otro premio Cy Young. Algo en lo que se vota. Algo sobre lo que se discute en nuestros bares favoritos.

Pero para Johan Santana, sin embargo, ganar el Cy Young de la Liga Americana la temporada pasada fue un evento que cambió su vida, cambió a su equipo, cambió a su país y cambió al pequeño pueblo en las montañas de Venezuela que no había producido un pelotero profesional antes que él.

Estamos hablando de un premio que inspiró desfiles, medallas, y una cena con el presidente (de Venezuela, claro). Así que, claramente, estamos hablando de algo que significó bastante más para la patria de Johan Santana que solo una excusa para un programa de televisión.

"Mi país es un país beisbolero," digo el primer Mellizo ganador del Cy Young desde Frank Viola. "Sabes, la gente te mira como a un héroe, como a un ídolo. Yo solo me estoy divirtiendo, haciendo lo que hago. Pero sabiendo [lo que la gente piensa de él], me da más energías para salir y trabajar. Jugar al béisbol es algo que me hace sentir bien. Pero es algo que los hace sentir bien a ellos, también."

Ciertamente, es la prototípica historia con final feliz -- excepto para los bateadores.

Para los bateadores, enfrentarse a Johan Santana el año pasado los hizo sentir igual de bien que si fueran llamados a juicio por el Congreso.

Solamente pudieron batearle para .192 -- 75 puntos menos que contra Tim Hudson. Su slugging fue un rídiculo .315 -- más de 150 puntos menos que lo que hicieron contra Bartolo Colón.

"Es divertido escuchar a los bateadores cuando llegan al plato," dijo el catcher de los Mellizos, Matt LeCroy, "porque no quieren tener que batearle. Uno escucha bateadores diciendo, 'Bueno, aquí va de 3-0 otra vez.'"

En realidad, sería más acertado decir de 3 meses - 0, porque después del Juego de las Estrellas, Santana no volvió a perder. Ni una vez: quince aperturas, 13-0, una efectividad de 1.21, solo 55 hits en 104.1 innings, apenas 14 carreras limpias permitidas en 15 viajes a la lomita.

Fue el primer lanzador en la historia en ganar tantos juegos después de la mitad de la temporada sin perder uno solo. Permitió tres carreas limpias o menos en sus últimas 22 salidas consecutivas (24 si uno cuenta los playoffs). Permitió una carrera o menos en sus últimas 8 aperturas (10 si uno cuenta los playoffs).

Y para cuando había terminado todo, Santana había tejido una de esas temporadas que no es que ocurran una sola vez en la vida. Para la mayoría de los seres humanos, una temporada así no ocurre NUNCA.

A los 25 años, en su primer año como abridor, terminó la temporada con una marca de 20-6, con numeritos que se salían de la hoja de estadísticas de lo buenos que eran. Lo podemos poner en perspectiva de la siguiente manera:

Solo dos pitchers en sus 20s han tenido una temporada de 20 victorias con promedio de más de 10 ponches por nueve innings, permitiendo menos de siete hits por nueve innings y menos de un corredor por inning.

Uno fue Sandy Koufax en 1965. El otro fue Pedro Martínez en 1999. Ese es el grupo completo. Pero ni siquiera esos dos grandes pueden compararse con los números de Santana en esas categorías. Wow!

"La gente pregunta, '¿Habías visto algo así antes?'" dice el coach de pitcheo de Minnesota, Rick Anderson, riéndose. "Y les digo, 'Bueno, quizás en la escuela. ¿Pero en las Grandes Ligas? No lo creo.'"

Cuando Santana arrancó su monstruosa segunda mitad, los Mellizos se encontraban detrás de Chicago, a medio juego en la tabla de posiciones. Terminaron ganando la división por nueve juegos. Así que su as realmente cambió las cosas para ellos.

...mañana les completó el artículo...


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